Son muchas las tentaciones que tengo de escribir sobre Néstor Kirchner, pero no necesariamente de su presente (su trabajo junto a su esposa la presidenta Cristina Fernández) sino más bien de su paso por el partido continuación peronista llamado el Partido Justicialista y su separación posterior para formar el Partido para la Victoria que sumó varios grupos a su vez, o bien su influencia económica y esas cosas de la primera administración del hoy fallecido sujeto. Hay tantos temas.
No es que quiera sacar los "trapos sucios" del hombre, pues finalmente esta latinoamérica con contadas excepciones, pareciera caracterizarse de una suerte de corta memoria y largo olvido, con lo cual se empeña en darle continuidad o seguir colocando a "ciertas razas de gente". Es así como la década que finaliza, representa el ascenso vertiginoso de un hombre que se le atribuyó espionaje, interés propio en todas las transacciones a pesar de la posición social, persecución de ciertos grupos y una negociación conflictiva principalmente con los organismos económicos internacionales, que bien que mal al final le dieron cierta razón, o la manipulación de datos estadísticos y comerciales lo cual quedó completamente expuesto en el 2007, cerrando con la constante necesidad de centralizar el poder.
Kirchner abrió paso a una gran cantidad de cambios, es necesario destacar el levantamiento de la economía de la débil Argentina y la lucha por juicios Lesa Humanidad; debiendo confrontar en el primer punto un panorama nacional en el que el 54% de su población para el 2003 se hallaba por debajo del límite de pobreza y un 27% del total en la indigencia, sin olvidar con la inestabilidad del sector productivo agropecuario (asunto que aún hoy le quita el sueño a la actual presidenta).
Sin embargo, lo que ahora viene no es hablar del ya fallecido, que para mucha tela hay, sino cabe cuestionar ¿qué sucederá con la viuda, la presidenta, la cabeza del partido? Vienen elecciones nacionales en el 2011, se podría pensar que hay posibilidades para la presidenta actual, pero ¿sería necesario un recambio? ¿qué sucede con esa dupla de poder y compensación, cómo la suplirá la presidenta? ¿qué pasa con esa popularidad algo minada y vuelta a levantar de manera momentánea por una muerte? ¡Ven que hay mucho de qué hablar! y más allá de esto lo que se debe reconocer es que la muerte de Kirchner tuvo como dirían los periódicos de ese país "la dimensión que el Gobierno quiso que tuviera, y hasta le proporcionó una gigantesca oleada de respaldo político que parecía impensable el martes pasado. Los símbolos abundaron y apuntaron a un mensaje unívoco: Cristina Fernández domina la escena.El capítulo sin pautar de la historia del abismal duelo sentimental y político de la Presidenta comienza el lunes, pero la escena de su dolor que se vio estos tres días no tuvo fisuras: dueña de sí misma, con igual grado de tristeza y entereza, inmensamente respaldada y capaz –como nunca antes– de sostener un conmovedor diálogo sin palabras con decenas de miles de personas que quisieron acompañarla y supieron expresarle su aliento.Así fueron las cosas durante estos días en que nada ni nadie se salió del libreto.Las multitudes acudieron espontáneas, dolidas y respetuosas; los presidentes latinoamericanos también acudieron y por unanimidad asignaron a Néstor Kirchner la dimensión de un líder regional e imprescindible; un tenor militante cantó un Ave María estremecedor ante el féretro y hasta la lluvia cayó en el momento en que la escena final de Buenos Aires lo requería."
Ya nos veremos en unos meses y retomaremos el tema si se reelige la presidenta Fernández.
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